Si vas a leer esto, no te preocupes por lo que oigan tus
oídos, lo que sientas en tu nuca, o lo que recorra tu espalda. No trates de
memorizarlo, ni intentes recordarlo después. Como comienza terminará, no
intentes entenderlo o perderás la cordura. Si algo se desliza por tu pierna y
trepa hasta tu pecho ignóralo. Si las luces se empiezan a apagar solo quédate a
oscuras.
Andar sobre un campo de trigo es como acariciar el cielo, y
si nunca lo has hecho ya te puedes quitar las sandalias y empezar a caminar. Puede
que encuentres dos pequeños lagos, ten cuidado con ellos y su agua azul, si los
miras fijamente, si intentas discernir el fondo podrás quedar hipnotizado en su
interior. El trigo se convertirá en algodón de azúcar y tu querrás echarte a
descansar pero la única cama que encontrarás te tragará entre sus sábanas y no
podrás levantarte jamás.
Pero no te preocupes por todos estos peligros, pues podrás
encontrar una nota que dice: “Si vas a leer esto, no te preocupes…”.