En medio de un claro, el caballero ve el cuerpo de la
muchacha, que duerme sobre una litera hecha con ramas de roble y rodeada de
flores de todos los colores. Desmonta rápidamente y se arrodilla a su lado. Le
coge una mano. Está fría. Tiene el rostro blanco como el de una muerta. Y los
labios finos y amoratados. Consciente de su papel en la historia, el caballero
la besa con dulzura. De inmediato la muchacha abre los ojos, unos ojos grandes,
almendrados y oscuros, y lo mira: con una mirada de sorpresa que enseguida (una
vez ha meditado quién es y dónde está y por qué está allí y quién será ese
hombre que tiene al lado y que, supone, acaba de besarla) se tiñe de ternura.
Los labios van perdiendo el tono morado y, una vez recobrado el rojo de la
vida, se abren en una sonrisa. Tiene unos dientes bellísimos. El caballero no
lamenta nada tener que casarse con ella, como estipula la tradición. Es más: ya
se ve casado, siempre junto a ella, compartiéndolo todo, teniendo un primer
hijo, luego una nena y por fin otro niño. Vivirán una vida feliz y envejecerán
juntos.
Las mejillas de la muchacha han perdido la blancura de la
muerte y ya son rosadas, sensuales, para morderlas. Él se incorpora y le alarga
las manos, las dos, para que se coja a ellas y pueda levantarse. Y entonces,
mientras (sin dejar de mirarlo a los ojos, enamorado) la muchacha (débil por
todo el tiempo que ha pasado acostada) se incorpora gracias a la fuerza de los
brazos masculinos, el caballero se da cuenta de que (unos 20 o 30 metros más
allá, antes de que el claro dé paso al bosque) hay otra muchacha dormida, tan
bella como la que acaba de despertar, igualmente acostada en una litera de
ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores.
QUIM MONZÓ. El porqué de las cosas
Seguro que todos hemos percibido alguna vez la circularidad de la vida, que hemos vivido situaciones en las que todo, en vez de avanzar, nos llevaba de nuevo al inicio, como si de un juego de la oca se tratara.
Hoy vamos a poner eso en claro y nuestra tarea será redactar un cuento circular, al modo del de Quim Monzó, que incluyo más arriba. Hay muchos otros que nos pueden servir como ejemplos. Ya os los enseñaré el miércoles. Hasta entonces, id pensando... A ver hasta dónde llegáis (y no os despistéis, que hay que volver al punto inicial).
2 comentarios:
Siento no haber estado muy pendiente del blog estos últimos días, pero es que una tormenta de exámenes me ha destrozado mis buenas costumbres. Espero que no vuelva a pasar.
Me iré leyendo lo que habéis colgado y disfrutaré otra vez con vuestros escritos.
Hasta el miércoles.
Jo :( yo no puedo, tengo exámenes, pero... os veré en dos semanas, si todo va bien jajaja
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