Sentado hago memoria de estos siete años en el taller de
escritura. Como lo he visto cambiar y como he cambiado yo con él. Y aunque yo
he crecido con él, él era ya mayor y lo que ha hecho es adaptarse al día.
El taller siempre ha estado a mi lado, ha sido como un amigo
con el que compartir grandes momentos, alguien que me escucha en los momentos
difíciles, y con el que salir a bailar y disfrutar.
El día a día ha sido como una guitarra con la que tocar
miles de canciones pulsando las cuerdas correctas, aquellas de color azul. Y
con cada canción que he tocado y que he escuchado he aprendido algo nuevo.
Y así hemos vivido juntos, formando un pequeño grupo muy
especial de personas capaces de sacar sonrisa y felicidad.
3 comentarios:
Me siento completamente identificada con lo que dices y sientes. Un trozo de mí siempre estará ligado a las tardes de El Hilo Azul, aunque lleve tiempo alejada. Muchos besos, Ulises.
Qué bonito Ulises, me alegra haber sido, sobre todo y ante todo, compañera tuya en el Taller todos estos años. Los recuerdos del Hilo siempre se enroscarán en nuestra escritura :)
Y gracias por ser el primero en colgar el texto, a ver si los demás se animan :)
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