Con mil y un planes en la cabeza de como iba a acabar la noche.
Unas bonitas palabras de él la dejó una sonrisa marcada, un simple ``ahora vuelvo, y estaremos juntos toda la tarde´´.
Ella se sentó en aquel mismo rincón y observó como se alejaba andando lentamente, como una secuencia de una película. Algo en ella la revolvió el estómago, una sensación de desequilibrio.
Pasaban los minutos, ella era impaciente. Miraba los mensajes cada poco, esperando alguna noticia suya.
Observaba la gente pasar y ellos también a ella. La notaban preocupada, la miraban como si estuviese vacía, como si la hubieran arrancado la felicidad.
De pronto comenzó a sentirse preocupada, y a dar vueltas esperando encontrarle, pero sin moverse mucho de aquel lugar por si volvía.
Ya con el sol a punto de irse, ella comenzó a dialogar en su mente sobre las excusas que él podría tener para hacerla esto. Un accidente, una llamada imprevista y urgente... Algo que pueda hacerla creer que no se ha olvidado de ella. Que no se ha olvidado de lo que es él para aquella pobre muchacha que solo trataba de darle una sorpresa. Sin embargo la sorpresa se la llevó luego ella al ver que estaba equivocada, al ver que todas sus expectativas de él habían cambiado por completo.
Ella le encontró pasándoselo bien con unos amigos, hablando y riendo en una esquina de aquel imborrable lugar. Ni siquiera se acercó a pedirla perdón o explicarla que había pasado, simplemente sus miradas se cruzaron y él cambió la suya de rumbo de nuevo a sus amigos. Ella siguió paralizada, asombrada y asqueada al mismo tiempo. ¿Es acaso una pesadilla? ¿Es alguna broma de la que luego todos nos acabaremos riendo?. Ella le siguió mirando, esperando a que él pudiese ver su cara de decepción, pero no fue así. Él no volvió a mirarla. Ella observaba como él reía con sus amigos, parecía otra vez una escena de película a cámara lenta, sentía que todos se reían de ella. ``Qué ilusa´´ no paraba de oír en su mente esas dos palabras que cegaron el resto de imágenes de su cabeza. Ella corrió y corrió, se secó las lágrimas estropeando su bonito traje. De pronto recordó lo único que quería decirle,
Feliz cumpleaños.
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