ANSIAS DE LIBERTAD POR SER GAVIOTA
Un nuevo día comenzaba, el fulgurante astro alzaba perezoso sus áureos brazos por encima de la azulada línea del horizonte. Perezosas también, todas las gaviotas de la cala empezaban a removerse en sus cálidos nidos, resguardados en los pedregosos orificios del acantilado.
Hoy, como ayer, después de protestar un rato acerca del tiempo (que si hace mucho frío, que si el calor daña mi suave plumaje, que si con este viento no hay quien vuele...) y de acicalarse el peinado durante al menos diez minutos, comenzaría la vorágine de graznidos y el aleteo frenético de cientos de gaviotas emprendiendo el vuelo en busca de jugosos peces. Bueno, más bien de podridos, apestosos y en vías de descomposición peces. Desde que inauguraron un vertedero a unas pocas millas de la cala, la gran mayoría de mis congéneres se había acostumbrado fácilmente a la comodidad de conseguir comida gratuitamente. El único esfuerzo que debían realizar era el de husmear entre las montañas de basura con el afilado y amarillento pico, buscando un delicado manjar.
Yo había intentado en vano, seguir su ejemplo pero la primera vez que fui, después de aterrizar sobre un montón de nauseabundos desperdicios que golpearon brutalmente con sus efluvios mi delicado olfato, sentí tal revuelo en mi estómago que no tardé ni cinco segundos en ponerme verde y vomitar la cena del día anterior. Esa fue la primera vez y la última.
Para mí era imposible, aún muchos días después de aquello, comprender cómo las demás preferían ir a ese sitio infestado de porquerías humanas a deslizarse en alto vuelo, planear con el viento bajo las alas, y precipitarse de cabeza en la superficie espumeante y de color añil del océano indomable, para seguidamente bucear rodeado de burbujas juguetonas hasta dar caza a algún inocente y desprevenido pez. ¡Ñam! Hmm...
Como se puede apreciar, ¡no hay color! La única explicación pausible es, aunque duela reconocerlo, que el resto de los especímenes de mi especie ha desarrollado una patología neuro-psicológica aguda en detrimento y decrecimiento de su psique instintiva y sensitiva físico-cerebral... vamos, ¡que son estúpidas!
Observándolas esta hipótesis se hace a cada segundo más firme: pero, ¿se han dado cuenta? Lo único que hacen estas chismosas patizambas es nacer, comer, comer, comer, comer, comer, reproducirse (si acaso) y morir. ¿Pero qué clase de experiencia vital es ésa? ¿Qué testimonio vamos a dejar en el mundo? ¿Cuál será nuestro legado? ¿Cómo nos recordarán el resto de nuestros parientes? Yo se lo diré, como las más ruidosas, quejicas, brutas y gruñonas de toda la familia avícola. ¡Qué denigrante!
Pues bien, yo no estoy dispuesta a ser eso, ¡el mundo está compuesto de algo más que cabezas de pescado! Pero la verdad es que las demás no parecen entenderlo. Alguna que otra vez yo, que soy un ser sumamente cordial y sociable, en un arranque de solidaridad había intentado abriles los ojos y mostrarles todo lo que ellas, que no ven más allá de sus picos, se están perdiendo. Yo había compartido con ellas mis inquietudes, mis sueños, mis esperanzas... pero ninguna me hacía ni caso, y las que se molestaban en escucharme sólo lo hacían para acto seguido soltar comentarios hacia mi persona tan hirientes como:
-¡Ésta está de psiquiátrico!
-Completamente desequilibrada, efectivamente.
-Deberían encerrarla en un agujero antes de que traumatice a alguien.
-Ha debido ser un pez en un estado particularmente malo.
-¡Fuera de aquí bicho!
-Haced como si no estuviera aquí...Que mal día hace hoy, ¿No os parece?
Soy un alma incomprendida... ¡Pero a mi todo eso me resbala por el ala! ¡Ellas se lo pierden! Yo no pienso perder ni un instante más con esos seres retrasados. Yo lo que quiero es volar, volar de verdad, alto, muy muy alto y muy muy lejos, ¡hasta arañar el infinito! Siento que si sigo un momento más en esta pared rocosa llena de cagadas me moriré. Se acabó, ¡me voy! Aunque...
¿a dónde? No puedo lanzarme a volar en cualquier dirección, podría perderme. ¿Y dónde pasaría la noche? Y además... ¿Y si me pongo enferma? ¿Y si llego a un lugar del mundo donde no existen los peces y me muero de hambre? ¿Y si... ¡Ah! ¡Malditas sean mis plumas! Nunca pensé que fuera tan difícil.
-Adelante pequeña, no tengas miedo. Vueeela.
-¿Y eso? ¡Caramba, me está hablando mi otro yo!
-No, no soy tu, soy yo.
-Claro, claro, eso quería decir, que eres "yo".
-No te estás enterando cazurra. ¡Deja de mirar hacia la nada y gírate!
-¡Aaaaa!
-Ché, tranquiiiiilaaaa.
-¡Me has dado un susto de muerte "Ala Rota"!
-Ps, perdona.
-Así que eras tu quien hablaba, no era mi "yo" interior.
-Siento decepcionarte.
-¿Y cómo es que sabías en qué estaba pensado? ¿Lees la mente?
-Ya me gustaría. No, lo que pasa es que llevas media hora hablando sola en voz alta.
-Ah, ¿Si? Y supongo, que has escuchado todo.
-Todo.
-¿Todo, todo, todo?
-Todo. Pero no te preocupes, no me dí por aludida cuando hablaste de las
-Ah bueno, pues me alegro porque yo no pienso eso de ti, eh, yo siempre te he tenido en muy alta estima y... esto...
-Ya, ya, deja de aburrirme y cierra el pico de una vez. Escucha, sé exactamente por lo que estás pasando, pequeña. Yo también sentí lo mismo que tú en un tiempo. También tuve los mismos miedos, bueno, más o menos.
-¿Y qué hiciste?
-¿Y tu eres la "inteligente" del grupo? ¿Está claro, no? Me quedé aquí. Mis miedos infantiles ganaron la puja y los años pasaron, a mi se me fueron quitando las ganas de soñar poco a poco y luego vino esa tormenta... y bueno, ya sabes. Ahora me arrepiento cada segundo de no haber tenido el suficiente coraje como para emprender el vuelo en aquella ocasión. Tal vez si hubiera tenido a alguien al lado que me diera "el empujón" todo habría sido distinto. Así que ¡deja de lloriquear! ¿Quieres ver cómo es el mundo más allá de esta cala?
-Em, si claro.
-¿Quieres llegar a donde ninguna gaviota nunca antes ha llegado?
-¡Si!
-¿Quieres poder escribir tu nombre en el lomo del horizonte?
-¡Si!¡Si!
-¿Pues a qué estás esperando?
¡Eso digo yo! ¿Qué hacía ahí parada todavía, en el filo de la roca, habiendo tantas cosas por ver, tantos cielos que volar, tantos aires que surcar? Y sin embargo la duda seguía ahí, sujetando mis palmípedas patas al suelo. Titubeé unos segundos más y luego... sentí como me empujaban a traición por la espalda, y yo caí, caí al vacío, precipitándome hacía las voraces rocas que se iban acercando más y más, saludándome con sus afiladas aristas. Pero entonces mis alas respondieron y se abrieron, evitando que me estampara y quedara hecha caldo de pollo.
Una vez salvado el peligro, ya de nuevo retomando altura, giré una última vez la cabeza mientras me alejaba en dirección al ocaso y grité un <<¡Gracias!>> por si acaso "Ala Rota" me oía, y acto seguido un <<¡Adiós, estúpidas!>> que esperaba que también hubiesen oído todas las demás.
Mi vida comenzaba ahora.
Idea Original: Klara
Guión y Adaptación: Sara
8 comentarios:
Me encanta Sara
sta mu bien aunke me hubbiera gustado oirlo
sniff sniff
besitos
Sari
OJALÁ hubiese estado para oírlo. Me recuerda a Juan Salvador Gaviota y al mito de la caverna a la vez.
PD: MÍO, MÍO!!!
ay twin! q bonito!!! me encnta, esa genialmnte escrito, kn todas esas frases de patos, me encanta! de verdad :) a ver si culegas mas cosas, topacea! es genial, kiero ser gavitoa xra ver el maldito mundo !! xDD
bs Car.
Mola un monton! ^^ Oye Sara que es eso de que la idea original es de Klara?
Me habria gustado estar para oirlo, pero me estaba hechando la siesta en el cesped del Palacio de Versalles XD
Kalero
Como mola.Una dedicatoria ala libertad en toda regla.quien pudiara volar...
saludos desde el sena XD
Me ha gustado mucho. Un canto a la libertad y a la vez critica bastante (y en mi opinión acertadamente, estas chicas hilan fino) como funciona nuestra sociedad.
Sí, definitivamente muy bueno. Me ha recordado a una canción ya viejuna, no se por qué la verdad, pero todos conocemos "Free Bird".
Por si acaso---> http://www.youtube.com/watch?v=O1mCQKuvzCM
Saludos.
Al
¡Es realmente genial, Sarita!
(La idea original, de hecho, no es del todo mía... Tiene un copyright por alguien llamado Richard Bach, pero eso de lo de menos o.o' )
Me pregunto si no somos todos tan terriblemente cobardes como la citada gaviota, si no estamos al borde del abismo esperando a que alguien nos empuje porque tenemos demasiado miedo a la libertad.
Un bezaso a todos =)
Me encanta este relato!! Enhorauena! OS quedó queni pintado!! Os hecho de menos...
xD
Espero que os lo paseis muy bien!!
BEsotes
María
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