miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sinestesia de sombra y conjuros

Tsch! Calla, calla...! Que no me dejas ver los sabores. Que hay que palpar el color de esas imágenes intermitentes y sin sentido. Afiladas como terciopelo, suaves como el filo de una navaja. Saborea, saborea esas notas musicales que huelen a canela en La menor, y a cayena en clave de Fa, y a aspereza en bemol.

Despréndete de tus oídos y córtalos en tiras sobre una bandeja de plata. Y préndete después de las llamas escondidas en el lecho del río. Después deja caer la vista a los pies, y mézclala con los charcos reflejados en el cielo y con las nubes donde chapotean las ranas. Envuelve el viento en la piel y echa a volar.
Desmonta tu nariz en esquirlas de cristal y recomponla en las vidrieras de Notre Dame, para aspirar bien el aroma del Sol.
Para terminar evapora tu lengua a fuego lento de labios sudorosos y déjala atormentarse hasta parir rayos.

Tómalo todo y cuécelo en una olla de barro, con calor de fuegos artificiales en cocina de tela de araña. Y bebe, bebe hasta ensordecerte y deslumbrarte, hasta sufrir cosquillas dolorosas y asfixiarte con mil hedores nauseabundos. Hasta que el amargo se tatúe en tus encías.

Entonces percátate del gusto que tiene la caída de la lluvia, que huele a hormiguero espacial vertido en el cielo. Y el olor a tierra mojada querrá ser siempre color miel, pero no será otra cosa que color tristeza. Observa bien el tacto de la luz de la Luna, que es como piel de tiburón en rizo de mar. Y al cerrar los ojos husmea entre sus cráteres, que seguro encontrarás perfumes salados con textura de anémona y de medusa.
Por último encarámate a los árboles y siente el mundo retorciéndose a tu alrededor. Las hormigas cayendo entre la tormenta de tu lengua y las tiras de tus oídos serpenteando bajo la corriente del río, surfeando el pacífico más despiadado. Túmbate en las hojas oxidadas por el otoño y observa su crujir, cuélgate de las ramas y saborea el café que brilla en las estrellas fugaces, que al instante siguiente es sólo silencio acariciando como mantequilla.

-Pero...

-Tsch!! Calla, calla! Tú sólo empieza a sentir.

4 comentarios:

Mario Sánchez dijo...

Muy bien Daniel!

Pura dijo...

Muy sugerente la mezcla de sensaciones. Me gusta mucho.

C.S dijo...

Al fiiiiin algo tuyo Dany! :) Me he gustado mucho, muchas muchas sensanciones! hay que leerselo dos veces para respirar todo lo que las palabras prometen ;)

C.S dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.