Las olas mecen la arena con su infinito vaivén, la espuma ríe jugando con el viento y dos bailarines danzan sobre el agua mientras el horizonte azul se traga despacio al somnoliento sol.
El cielo imita al mar y se oscurece poco a poco.
Una mariposa se acerca a los bailarines tímidamente y les rodea con su rápido vuelo, ellos, sin dejar de entrelazar sus cuerpos con la música del mar y el aire, se dejan acompañar, fundiéndose las tres figuras en un circulo de armoniosos y suaves movimientos.
La espuma se une a esta danza mágica acompañada por las olas y todo el mar se mueve al ritmo del extraño grupo, mientras que el sol cae, despidiéndose de las tres figuras.
El viento remueve los pelirrojos cabellos de la bailarina con un último suspiro, y el sol desaparece definitivamente, dejando que la noche inunde el cielo y que el mar se trague con su boca profunda a los bailarines, rodeándolos de serpientes de agua y espuma.
La oscuridad invita a dormir al viento y este cae rendido en sus brazos.
Al día siguiente, al bajar la marea, aparece en la arena una estatua de cristal, viento y música, con las figuras de los dos bailarines petrificados en mitad de la danza, y posada en el dorso de la mano de la bailarina, la mariposa, quieta, dormida, ...
El sol asoma entre las montañas inundando poco a poco el paisaje de luz, y un rayo cae sobre las estatua de los bailarines. En ese instante, las tres figuras cobran vida de nuevo, para retornar al baile del mar y el viento eternamente.
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lunes, 9 de febrero de 2009
viernes, 30 de enero de 2009
Medio-textos
<<Amar apasionadamente y no ser corres-
pondido es como ir en barco sabiendo que se hundirá. Te
sientes morir pero a los razonados pensamientos ignoras, ahogándote en el mar>>
me dijo un día con aplastante sabiduría el escritor
Alejandro Gándara. Es curioso cómo los temas amo-
rosos suelen provocar que en su rostro aparezca una
sonrisilla a medias burlona, a medias algo peyo-
rativa. Y, sin embargo, ¡cómo describe los sentimientos de alguien despe-
chado, es tan agudo!: <<Es como un día sin pan, con la mente
enferma y una desolación que encoge el corazón…>> También me comentó que es cu-
rioso que tus amigos se tomen tan poco en serio
un sufrimiento para ti tan infinito e incurable, y aún
más curioso que tú tampoco parezcas querer sus consuelos de-
masiado, cuando a quienes más necesitas es a tus
amigos. ¿Por qué será que cuando estamos su-
midos en el martirio del desamor no le damos
tanta importancia a esa cuestión innombrable que
el fondo de nuestra conciencia sabe? ¿por qué no somos conscientes de que la
pasión amorosa es un invento malvado y cruel producido por
nuestra imaginación, una imagen perfecta de nuestra posible vida que nos marca
tanto, que ese dolor que nos afecta al no obtenerla, nos hace creer que la vida es
irreal? Claro, que todos los días son irreales sin la persona amada, al igual que
un enfermo imaginario, podría delirar, sumirse en la desesperación y aca-
bar matándose de verdad, al hundirse el barco y pade-
cer una embolia cerebral que le librase de la agonía que le to-
ca. Pero también los hipotérmicos sobreviven, como un despechado puede continuar viviendo después de que le hayan arrancado el corazón.
pondido es como ir en barco sabiendo que se hundirá. Te
sientes morir pero a los razonados pensamientos ignoras, ahogándote en el mar>>
me dijo un día con aplastante sabiduría el escritor
Alejandro Gándara. Es curioso cómo los temas amo-
rosos suelen provocar que en su rostro aparezca una
sonrisilla a medias burlona, a medias algo peyo-
rativa. Y, sin embargo, ¡cómo describe los sentimientos de alguien despe-
chado, es tan agudo!: <<Es como un día sin pan, con la mente
enferma y una desolación que encoge el corazón…>> También me comentó que es cu-
rioso que tus amigos se tomen tan poco en serio
un sufrimiento para ti tan infinito e incurable, y aún
más curioso que tú tampoco parezcas querer sus consuelos de-
masiado, cuando a quienes más necesitas es a tus
amigos. ¿Por qué será que cuando estamos su-
midos en el martirio del desamor no le damos
tanta importancia a esa cuestión innombrable que
el fondo de nuestra conciencia sabe? ¿por qué no somos conscientes de que la
pasión amorosa es un invento malvado y cruel producido por
nuestra imaginación, una imagen perfecta de nuestra posible vida que nos marca
tanto, que ese dolor que nos afecta al no obtenerla, nos hace creer que la vida es
irreal? Claro, que todos los días son irreales sin la persona amada, al igual que
un enfermo imaginario, podría delirar, sumirse en la desesperación y aca-
bar matándose de verdad, al hundirse el barco y pade-
cer una embolia cerebral que le librase de la agonía que le to-
ca. Pero también los hipotérmicos sobreviven, como un despechado puede continuar viviendo después de que le hayan arrancado el corazón.
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