lunes, 7 de noviembre de 2011

Wind.



Todo empezó con el viento...

..lentamente enroscándose sobre la tierra seca y polvorienta de Kansas, barriendo en pequeños círculos el pavimento de otoño, con las hojas volando poco a poco a tan sólo unos centímetros del suelo. La granja estaba pintada de verde oscuro y el atardecer la enrojecía con los últimos rayos del sol trazando espigas sobre los campos dorados. Helena se sentó en los escalones desgastados del porche, el cabello enmadejado en la brisa, los zapatos dejando huellas nerviosas en la madera del suelo, los cordones desabrochados, las manos entrelazadas sellando un nudo tenso, en espera. Los árboles removiéndose en sus raíces, las hojas titilando en el atardecer. Y las siete en punto.

Todo empezó con el viento...
...desenroscándole la bufanda del cuello y arrastrándole hacia atrás con virulencia. Aquella pared de aire separándole de aquella mota de tela azul que se había alejado hasta perderse, en tan sólo un segundo. Al lado de la mirada perdida en la distancia, la granja, con sus tejas caídas y la luz cálida en las ventanas. El cielo tornándose gris y las nubes brotando en cumulonimbos de espuma dando vueltas despacio, como la masa del algodón de azúcar en la máquina de feria. Nóel se ciñó el abrigo, concentrándose en dar un paso tras otro, levantando hondas de polvo cada vez que embestía su cuerpo contra el viento. Una cinta violeta sobre un cabello oscuro, una persona levantándose, una voz llamando su nombre. Y las siete en punto.

Todo empezó con el viento...
...removiéndose en círculos, entrelazando calor y frío, dibujando un embudo estilizado y aterrador contra el suelo. Absorbiendo a la velocidad del rayo tierra, agua, pasto, vallas y cercados. Creciendo más y más alto, más y más ancho, oscureciendo el aire que lo vertebraba con arena y tierra, con tierra y tejas, y postes, y madera arrancada de sus cimientos. Y una granja verde, una chica que corre, un chico que espera. Y las siete ya han pasado, las siete corren igual que ellos, intentado ganarle la partida al tiempo.

Y todo terminó con el viento...
... la cinta violeta se desprendió del cabello mientras Helena corría. Nóel no podía verlo aún, pero allí estaba, se estaba dibujando en el cielo tan claramente que el aire ya sabía a tierra revuelta y a miedo. Corre tú también, le dijo ella, pero él no podía oírle. Aquello era la puerta hacia Oz, y el terrible pomo ya se había abierto. Nóel lo sintió en sus pies, que se arrastraban hacia detrás, y lo notó al caer. El viento giró y giró y se llevó la granja. El viento giró y giró y tiró de ella. El viento giró y giró y él alcanzó a rozar su mano.

Así, el tornado siguió girando, girando, y girando.
Hasta que ya no quedó nada más que el viento, volviendo a mover suavemente las hojas del árbol, pasado el atardecer.

3 comentarios:

Daniel Rosselló Rubio dijo...

Genialérrimo!:)

debes leer el cuento de garcía márquez de "la triste e increíble historia de la cándida eréndida y su abuela desalmada"

ahí os lo dejo

http://i.cr3ation.co.uk/dl/s1/pdf/gabrielgarcamrquezlacndidaerndira.pdf

Pura dijo...

Estupendo! Y estoy de acuerdo con Dani en lo de leer cuentos de GGM: la madre naturaleza golpea en ellos sin que nadie pueda resistirse. A mí me gusta mucho El ahogado más hermoso del mundo.

Daniel Rosselló Rubio dijo...

Ese es genialisimo!!