jueves, 8 de diciembre de 2011

Danza y muerte

Yo nadaba en la profunda oscuridad del agua. Ciega y sin rumbo, nadaba. Saqué la cabeza para tomar aire y en la orilla, bañana con la luz de la noche, te vi.

Tú nadabas mirando la luna en tus pensamientos. Nadabas libre entre tus ideas, entre tus recuerdos, siempre observando la luna plena que nos iluminaba.

Ella nadaba. Se deslizaba la luna en el cielo. Se sumergía en las nubes para tomar aire después y mostrarse muda ante nuestros ojos.

Vosotras nadábais. Parecíais dos bailarinas moviéndoos a la par, al son silencioso de las estrellas.

Nosotras nadábamos. Tú, ella y yo juntas. Cada una a su modo. Zambulléndonos en nuestras propias aguas.

Y ellos... no nadaban. No. Mientras nosotras nos bañábamos en el mar, en el recuerdo y en el cielo, ellos disparaban sus inmundas máquinas de sangre y muerte.

5 comentarios:

Pura dijo...

Precioso, Laura. Tiene música y es muy sugerente. ¡Qué bien que lo hayas colgado!

Laura dijo...

Gracias, Pura. Seguiré subiendo cosas. Un abrazo!

Sara dijo...

Hola!
Qué bonito!
No ha debido ser fácil este ejercicio con las personas verbales y sin embargo en tu poema, déjame llamarlo así, parece sencillo y natural.
Me ha gustado mucho!

Laura dijo...

Gracias Sara, me alegro de que te guste

Laura dijo...

Gracias Sara, me alegro de que te guste