martes, 12 de junio de 2012

Solo una luz encendida


Solo una luz encendida,
segundos cayendo
como cae la lluvia.
Mi paraguas con goteras,
mis huesos
calados
hasta
los huesos.
Me saluda el invierno
con un gesto de cabeza,
miro atrás,
pero ya no está la primavera,
ni siquiera
ayer está.
Lejanía tormentosa que entierra
una mueca y una lección,
una herida.

Solo una luz encendida,
el griterío de la calle
olvidándose de callar.
Me pueden las ganas
de mirar
por tu ventana,
de calmar mi sed
y mi fiebre.
Quiero morder,
ensañarme con el presente,
que amenaza
siempre con desaparecer.
vuelvo a perder,
a perderme,
por este laberinto,
ahogándome con cada despedida.

Solo una luz encendida,
y mi tinta
queriendo tatuarse en tu piel.
El tiempo no cura a mis costillas
rotas de dar
alma y corazón
a todo lo efímero
que encuentro.
El viento no amaina,
cotidiano murmullo,
residual rutina,
la misma tos,
la misma voz rota en trozos,
ni loco ni cuerdo,
solo confuso,
sin entender el mundo
ni la vida.

Solo una luz encendida.

1 comentario:

Pura dijo...

¡Qué bueno, Mario! Me encanta