miércoles, 29 de mayo de 2013

Estridente pescadilla.


En un momento de fervor anti-universitario y de pérdida de fe en la humanidad he escrito este poema, dedicado a todos mis profesores. Ellos son la pescadilla, claramente.

Estridente pescadilla,
No mueras.
El mar te reclama aún, pescadilla.
No te como hoy,
Así que corre,  nada…
Ya te comeré mañana.
 
 
Estridente pescadilla:
¡A mis dientes!
Dilaté tu fortuna,
Pero la hora ha llegado.
Ahora, ¡qué gusto!
Pescadilla,
Cazada estás entre mis paladares.
 
 
Estridente pescadilla
Qué gozo interno.
Ahora,
En mi estómago te tengo.
Hermoso viaje el nuestro
Pescadilla,
Pero tu final ha llegado.
Tu vida, pescadilla
Oh, estridente pescadilla
Se ha agotado.

2 comentarios:

Sara dijo...

¡Qué puedo decir! Me he quedado sin palabras ante tamaña explosión de genio lírico. Pobre pescadilla, verdaderamente tuvo el final que se merecía: asada, mordida, triturada, masticada, digerida y finalmente... devuelta al gran ecosistema del mundo tras un delicioso paso por los esfínteres.

Sea cuando sea tu graduación, deberías pedir que te dejaran decir unas palabras... ;P

Sara dijo...

Lo mejor es la conclusión:

"Tu vida, pescadilla
Oh, estridente pescadilla
Se ha agotado."

¡¡Un final redondo!!

¿Qué Musa te iluminó para llegar a encontrar tan sublime metáfora como "estridente pescadilla" ?