miércoles, 31 de octubre de 2012

La bestia.

La ola vino corriendo hacia mí sin dejarme esquivarla, por sorpresa estalló contra mis pies partiéndose en cristales y espuma. Cuando quise cogerla se retiró vanidosa de la orilla dejando una alfombra de arena mojada que enseguida recorrí para alcanzarla. Caí en su trampa y la ola, cuando me vio presa, alzó su lomo hasta enseñar la boca y de un mordisco me engulló en sus aguas. Salí corriendo con miedo a ser devorada y me senté en la orilla para ver, a una distancia segura, como la bestia, hambrienta, suplicaba un bocado arrodillándose en el suelo y alargando una lengua húmeda que intentaba tocarme. Puso tanto empeño que dejé que me lamiese un dedo pero ella, insaciable, siguió pidiendo más toda la tarde.

5 comentarios:

Mario Sánchez dijo...

"alzó su lomo hasta enseñar la boca y de un mordisco me engulló en sus aguas."

Está muy bien!

Irene P. dijo...

Gracias Mario!! :)

Pura dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pura dijo...

No he podido evitar el asociar el tema con la peli Lo imposible, que he visto el fin de semana pasado.
La ola allí sí que fue una gran bestia.
¡Estupenda la relación descrita entre ambos protagonistas!

Laura dijo...

Me encanta, me encanta!
Cuánto hay en tan poquito.
Un abrazo!