viernes, 9 de noviembre de 2012

Búsqueda

 


La oscuridad es un lugar al que nadie quiere acercarse, y que el resto busca para poder esconderse. Cobijarse de un mundo donde hay demasiada gente… y resulta difícil encontrarse. Y es que a veces sentimos que las calles que transitamos no nos llevarán a ninguna parte, pero aún así necesitamos seguir caminando. Porque quizá, si nos paramos, nunca volveremos a movernos. Y queremos seguir adelante, buscando siempre entre las sombras… Porque la luz es difícil de encontrar, aunque necesitemos que nos guie desesperadamente. Encontrar a una persona que nos mire y confíe en nosotros, que nos coja de la mano y trace un mapa en nuestra palma con las yemas de sus dedos. Yo te encontré a ti, y luego te perdí. Me solté y el bullicio me engulló. ¿Qué puedo hacer ahora?
Las luces me llevarán a casa, ¿decías?
Yo no sé donde estoy, por donde transito. Pero quiero llegar, ¡ansío llegar! hasta donde tú dijiste, hasta el lugar que tú me dibujaste sobre la piel… Por eso me interno en la noche y la temo, pero también la necesito. Las estrellas sólo se ven en el cielo cuando la luna brilla. Desde el cristal de mi ventana miro la ciudad en llamas, todas esas bombillas, titilando como velas, como motas de fuego en un mar de cemento y metrópoli. La noche me recoge, me asusta, pero también me parece un lienzo. Si en ella camino, en ella me pierdo y cuando regreso, los escalones de mi casa no se han marchado. Sólo una parte de mi se fue lejos y así de lejos estás tú. Quizá si todo se combina… mis pies cadentes, hacia delante, un fulgor, en la nada, en la oscuridad como un faro en el borde de un acantilado; y tu voz, guiándome hasta donde te has marchado. Así… quizá, sólo quizá, no pueda volver a perderme.

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