miércoles, 15 de mayo de 2013

¡Dadme un título, y moveré el mundo! Seda de araña

El silencio vigilaba atentamente como Lim y Sara abrieron la verja del jardín y entraron.
Aquel lugar era completamente verde, incluso los troncos de los árboles parecía que hubiesen sido pintados de verde. La hierba tenía un tono más fuerte, más intenso, los rayos de Sol la hacían más verde. Las frondosas ramas de los árboles daban al cielo un color verde oscuro en lugar del típico azul. Los setos perfectamente recortados hacían del lugar un laberíntico entresijo de ramas y hojitas. Sara se quitó las sandalias para poder sentir la hierba entre sus dedos y tiró de la mano de Lim.
-¡Vamos! Esta vacío.
Se adentraron en el jardín, el con cautela, ella con curiosidad. Parecía como si los rayos de Sol que se colaban entre las verdes ramas les fueran señalando el camino. El ambiente era refrescante allí dentro en comparación con el bochornoso calor de las calles, afuera.
-Mira ahí.
Lim señaló un rincón donde la hierba, más oscura, aún no se había secado del rocío de la mañana por estar a la sombra de un grueso roble. Se tumbaron junto al tronco y el agua refresco sus cuerpos sudados.
-Esto es un paraíso.
-Sí, por eso suelo venir aquí en verano-le contestó ella.
Él apartó un momento la vista de su lindo rostro y miró hacia arriba; la araña colgaba boca abajo de una rama del roble.
-¿Pasa algo? - le preguntó Sara mientras se sentaba encima de él.
Justo cuando ella acariciaba su mejilla, mientras se inclinaba hacia adelante un gato se detuvo y les observó.
-¡Anda mira! Hola señor gato.
Se miraron. Tenía el pelaje marrón con manchas grises, no parecía encajar del todo con el verde del jardín. Tras observarlos durante unos segundos continuó su camino como si hubieran perdido todo el interés.
-Parece que no le atraemos mucho.
-No, que se le va a hacer.
Los dos se atraparon en una mirada. Sobre sus cabezas la araña seguía tejiendo ¿Que insecto imprudente caería en su red?
La tarde iba pasando, el Sol se estaba acostando sobre el lecho del horizonte. En el verde jardín la noche pintaba tranquilamente grises y negras sombras. El silencio se arropó con una negra manta. La seda de la araña parecía el único color que quedaba en el jardín alrededor de Sara y Lim. El verde se convirtió en negro, pero la Luna creaba grises brillantes como la seda de araña aquí y allá. Por donde se colaba su luz una telaraña parecía haber sido tejida. Ninguno de los dos se percataba del cambio que se había producido a su alrededor, estaban sumidos en un sueño, tumbados sobre sus dulces labios, enredados en un cuerpo. La seda les envolvía, les arropaba, y les acunaba en una gran hamaca. Habían caído en la tela de araña.

5 comentarios:

Sara dijo...

Qué bien que lo hayas subido, Ulises. Creo que esta vez voy a volver a pasarme un poco con la extensión... qué se le va a hacer. ¡Cada cierto tiempo toca!

Bueno creo que lo que más me ha impactado de tu relato es:
cómo, a pesar de ese "falso disfraz" de serenidad y tranquilidad, todo el texto resulta de lo más inquietante.

Ya desde el principio ese "silencio que vigila atentamente" pone en guardia al lector. Lo que sucede es que después el lugar descrito, el jardín (todo un topos), resulta tan apacible, tan locus amoenus con el sol, la vegetación, la frescura del ambiente... que claro, el lector se confía. Todo parece completamente idílico, incluso la señora araña en su tela.

Sara dijo...

Sin embargo, en mitad del relato, con los personajes inocentemente retozando, entra la aparición del gato. Muy breve, como una exhalación, pero que de alguna forma, sirve para perturbar el ritmo, al fin y al cabo "No acababa de encajar en el jardín".

Y claro, ya el colmo es, cuando preguntas "¿qué insecto imprudente...?" Poco a poco el texto va tejiendo una red en la que quedan atrapados, personajes y también, en cierto sentido, el lector que ¡no se espera el final!

Sara dijo...

Final que llega como no puede ser de otra manera, cuando cae la noche.

Y de repente la naturaleza del relato cambia drásticamente y descubre su verdadera identidad: que es casi yo diría, la de un cuento de terror (terror light, de acuerdo),con esa frase fatídica que parece sellar la suerte de los ingenuos protagonistas: "habían caído en la tela de araña".

Sara dijo...

En conclusión: me ha gustado mucho, sobre todo porque creo que es un escrito muy sencillo pero sabroso, de esos que son capaces de guardar mucho contenido, de concentrar muchas imágenes y muchos significados, en pocas líneas.

Mi único "pero" es la concentración de hipérbatons en el último párrafo: verde jardín, grises y negras sombras, negra manta...

Pero en fin, eso es a gusto de consumidor.

P.D: en serio que lo del gato me ha dejado intrigada...¿tiene alguna explicación/sentido oculto?)

Odiseo dijo...

¡Buf! Pedazo critica mas completa y elaborada. Muchísimas gracias por tu ayuda, espero que tus palabras me ayuden a mejorar, no desaprovechare tu sabiduría.
Has dado en el clavo, el titulo me resulto muy sugerente para hacer algo entre intrigante y ligeramente terrorífico.
En cuanto a lo de los hipérbatons del final supongo que se debe a que estaba un poco cansado y trataba de terminarlo, así que no me di cuenta.
En cuanto a lo del gato, puede deberse a que me gustan los gatos; en mi jardín es fácil verlos. Supongo que también sera por culpa de las películas del estudio Ghibli. Pero no tiene ningún sentido oculto de manera consciente.

Muchas gracias por leerlo y dar tu opinión a las 3 de la mañana!?!?!? O no madrugas o me preocupan tus horas de sueño.
=D