1. Un, dos, tres y hasta cuatro semanas hace que no te escribo.
2. Un, dos, tres y zas desapareció dejando una estela de humo azul celeste que impregnó de un embriagador olor a incienso la sala.
3. “Un, dos, tres, venga.... cinco, seis, siete, vamos... nueve, ¡diez!” Un alarmante timbrazo resonó en todo el edificio.
4. Un, dos, tres: ¡despierta!- me susurró al oído.
5. “Un-dos-tres, un-dos-tres, arriba pierna derecha; un-dos-tres, un-dos-tres, flexión completa”.
6. Un, dos, tres, eso fue lo último que oí de ella, las últimas palabras que salieron de su boca, que rozaron sus labios y notaron el calor de su aliento.
7. Un, dos, tres... ¡YA! La carrera se me hizo corta. Cierto es que eso de acumular tanta tensión y gastarla en tan poco tiempo acaba por destrozar a uno y dejarlo KO, como diría Carmencita.
¿Qué hay que hacer? Muy sencillo, escoger uno para el comienzo, otro para situarlo en la mitad y otro para el final. Ánimo y que vuele el lápiz
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