martes, 16 de febrero de 2010

Espacio exterior

Y no se reenvían mis mensajes a la luna, ni acude Marte a mis citas a oscuras. Hay lluvia de estrellas en mi paraguas y me asolan las horas que no paso del revés. La constelación de tu costado me invita a jugar a las cartas con las pocas normas que me quedan por romper. Los meteoritos de tus palabras me dejan sin vida si los sueltas con la fuerza adecuada, destrozan mis barreras y mi sombrero de copa con demasiadas copas de más. La rotación de los planetas nos obliga a movernos, a perseguirte en este laberinto, en esta línea recta con la salida bastante bien señalizada. Y tus costumbres no varían cuando muere una estrella. Y tus ojos son más oscuros que el vació del espacio. Tragados como por un agujero negro está el futuro y el pasado, y el presente no quiere escuchar nuestros lamentos, que sin fuerzas ya encallan en tu lancha a motor. Escucha, las penas nunca vienen solas y en la atmosfera de Júpiter siguen acordándose de tu perfume. Y entre la masa de azoteas que forma mi nebulosa personal, observo como las flores crecen entre tus dientes, y me sale una sonrisa tonta al ver los enigmas que me ofrece la piel que cubre tu ropa. No sé, dicen que hoy las galaxias ríen como locas, para luego llorar como magdalenas, vaya, en algo nos parecemos las galaxias y yo. Y entre los pocos recovecos que deja tu boca, hago expediciones con mi nave espacial, pero mira, en tu garganta no hay vida, solo prisa, solo prismas colgantes, solo carisma y crismas de navidad y un montón de cuerdas vocales embarazadas a punto de dar a luz palabras. Houston tenemos un problema o tal vez sea cosa de mi imaginación, pero sus uñas gritaban que había vida en el espacio y un extraño marciano vestido de mujer asaltando su nevera y bebiéndose su cerveza. Houston tenemos un problema tal vez dos, no encuentro las ganas para seguir con mi misión, no encuentro una frase que me haga romperla en dos, no encuentro ningún planeta que me ofrezca un mejor fondo de inversión.
Caricia tras caricia me hacías trizas, igual que con tu risa trastabillaba y me caía en Saturno un sábado cualquiera. Una osa mayor estática, buscando una táctica para partirme el corazón. Tres embrujos y un hechizo para deshacerme de las enanas blancas que crecían en las cañerías de mi casa. Un universo sin espacio útil. Un sutil argumento en contra de llevar demasiado apretado el Cinturón de Orión. Un telescopio tan tímido que no quiere mirar y un cable de alta tensión que me prometía dejarme sin luz y sin teléfono hasta que le contara todos mis secretos. Con la maleta a cuestas y puestos hasta arriba de protestas dejamos de soñar ser de mayores astronautas o modelos, actores de Hollywood o millonarios sin querer. Y el sol nos iluminaba cada día hasta que se hartaba y se iba a comer tarta al otro lado del mundo. Pero nos dejaba la noche al cuidado de nuestro poco sentido de la responsabilidad, nuestro poco sentido del deber hacer bien las cosas. Y quise viajar en cohete hasta el fin del universo, pero un beso tuyo me hizo volver atrás, me hizo comprender que el fin del universo es un espeso velo que no se puede pasar sin llamar a la puerta primero. Pedíamos cita previa para nuestras citas antes del Big Ban, y de rodillas nos contábamos historias acerca de galaxias con forma de espiral. Hablábamos de utopías, y de cuentos que pululaban por un sistema solar que volaba a solas sin escoba ni alas de hada. Y fumando en pipa, mirábamos las horas pasar, y el humo creaba cometas que dejaban una estelas de idas y venidas a ninguna parte. Encerrábamos en el desván todos aquellos satélites tristes y despistados que caminaban alrededor de la Tierra. Nuestros pensamientos nos llevaban a Mercurio, con unos grados centígrados de más, y después del centrifugado nos tendíamos al sol. Pensábamos que el universo era infinito y también que éramos dos ratones que viajaban bien vestidos, pensábamos que éramos una historia sin final, un cielo siempre azul que ninguna nube se atreve a amenazar, pero bueno, simplemente nuestra mente nos quiso ocultar que nada era infinito. Asique nuestro sino nos pilló desprevenidos y al implosionar eliminamos la Vía Láctea del mapa.

Por cierto os dejo la dirección del blog que me he hecho xDDD susurrosentrelatinta.blogspot.com

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