lunes, 30 de enero de 2012
Podríamos llamarlo... ¿la escalera?
¡Ánimo!
domingo, 29 de enero de 2012
Adiós, señora cometa.
viernes, 27 de enero de 2012
Brighton.
La monotonía de los cuerpos a veces es pura poesía, un poco como las gotas de lluvia al romperse contra el suelo.
Me bajo del autobús justo cuando empieza a llover y maldigo en silencio la suerte que me depara la tarde, mientras la luz se declara en huelga dejando paso poco a poco a la noche. Si miras hacia el mar, al final de la empinada calle, las nubes se están deshaciendo mientras el agua cae del cielo sobre el océano del Canal. Es una visión espectacular, como la del atardecer rojizo los días sin niebla. Corro hasta una enorme tienda para resguardarme del aguacero y me pruebo todo lo que no puedo comprarme, abrigos, zapatos y vestidos, en un alarde de imprudencia y estupidez, las manos siempre pueden acercarse a la tarjeta y estaría todo perdido. Al final me compro un gorro de lana sedosa y me lo pongo nada más salir, tirando a un papelera la etiqueta. Ya no siento ni la llovizna ni el haberme dejado el paraguas en casa. ¿Quién se olvida el paraguas en este país? Ahora llueve cada tarde, aunque por la mañana sale un sol suave y frío. Cruzo la calle hasta el Café, dentro se está tan calentito... pido un mocha pequeño para llevar. Qué delicioso. Salgo a la calle con el sabor en la boca y el calor en las manos, que rodean el envase de cartón forrado. Bajo la calle y decido perderme por las perpendiculares, algunas con tiendecitas tan estrechas que cabe preguntarse si se puede entrar en ellas. La noche ha caído ya, y las luces de navidad ya no volverán a encenderse, aunque estén allí, como silenciosos fantasmas. Tomo la calle de la estación y giro a la derecha, hasta alcanzar esa gigantesca iglesia que parece una antigua fábrica, St. Bartholomew, es católica y da bastante miedo, no por el credo, sino porque su interior es alto, imponente y frío. Sigo bajando hasta alcanzar Old Steine, allí hay otra iglesia, St. Peter, más pequeña, protestante; allí está también la parada del autobús, corro porque ahora diluvia. Me termino el café, me pongo los guantes y la música en los oídos. Delante mío tengo uno de esos edificios tan populares por aquí, bajito, sólo con un par de plantas, con escaleras en la entrada, de ladrillo blanco desgastado por el clima, con dos enormes ventanas de esquinas redondeadas junto a la puerta de color verde, o rojo, o blanco. Siempre imagino que un día viviré en una de ellas, con su pequeño jardín trasero. Me imagino sentada en la mesa de la cocina, tomando un chocolate mientras observo a la gente de la parada, cada vez más llena, refugiándose de la inclemencia. Veo las gotas en el cristal, debe de hacer frío, pienso, pero yo estoy en casa. Llega el número 25, casi vacío. Me subo, me siento y me dejo llevar. También hay gotas en el cristal del autobús, el que ya se está moviendo, para llevarme a mi otra casa, con mi otra ventana, la de verdad, desde la que se ve el bosque y el cielo. Y la noche.
Sigue lloviendo.
jueves, 26 de enero de 2012
El tigre que devora al ciervo.
miércoles, 25 de enero de 2012
El círculo de cipreses
Bajo estos esqueleticas ramas mi mente vuela y todo a mi alrededor desaparece excepto el paseo, cubierto de musgo y hojas muertas, y el círculo de cipreses que se situa a su entrada anunciando desde lejos el mágico espectaculo uqe espera a cualquiera que se digne a gastat unos minutos recorriendos estos ,casiabadonados, senderos.
Alguién dijo una ves que seria un buen lugar para hacer una fotos artistica y ciertamente lo es: sin tan siquiera hacer le esfuerzo de cerrar los ojos, las fotografias se superpones con la vision original.
Puedes ver sin esfuerzo al modelo , vestido de epoca e illuminado por un rayo de sol fortuito, sentado sobre el muro a un lado del paseo con un pequeño libro entre las manos y la quietud del jardin envolviendole...
Puedes ver a una dama caminando entre las hojas muertas aireando su podredumbre a cada paso y dejando que el frio viento le remueva el pelo...
Tambien puedes ver a la pareja de enamorados jugando a encontrarse entre los cipreses o celebrando su encuentro en el centro mismo del círculo bajo la atenta mirada de los imponentes arboles...
Podria pasar bajo este tachonado de glicineas secas todo el día viendo y sintiendo la paz que respiran estas plantas marchitas, pero el frio de enero atenaza mis dedos y los minutos que me he dignado a pasar recorriendo estos senderos casi abandonado han llegado a su fin.
Sin mas, me voy y regreso a la realidaddejando la magia del círculo de cipreses esperando a que cualquier otro se digne a pasar por alli.
martes, 24 de enero de 2012
El objeto oculto
domingo, 22 de enero de 2012
Alicia:
sábado, 21 de enero de 2012
Sin metáforas (o la influencia de las extrañas flores japonesas)
miércoles, 18 de enero de 2012
Mi mundo sin "S"
Hay cosas inimaginables en las que nadie quiere pensar, porque si fueran ciertas el maldito mundo no tendría el menor sentido. Todo sería tan yermo, tan insípido y árido como dicen que es la muerte aquellos que la han sobrevivido. Si desapareciera esa persona que es tu otra mitad, que es como una piedra que cae al suelo y se fractura en una rotura única, dejando dos piezas que sólo encajan la una en la otra; la realidad no sería suficiente. Si esa persona no hubiera existido, no notarías su falta, pero sería como zambullirse en el mar y no poder sentir las olas, caer en paracaídas sin tenerle miedo a la gravedad, soñar sin poder estar despierto. La vida sería una concha vacía.
Hay personas que están ahí de forma inexpresable. Personas que están junto a ti aunque te escuchen desde el otro lado del teléfono, personas que equilibran la balanza para que nunca te caigas por el borde del globo terráqueo, personas que, de no estar, no podrían hacerte feliz sólo con respirar. Hay algo peor que no tener a ese alguien, y es saber que no existe.
Cuando me pregunto cómo sería el mundo sin alguien así, me doy cuenta de que, sin esa persona... nunca habría sabido qué se siente al saber que tu mejor amiga tiene en su bolsillo el otro pedazo de roca junto al océano.
Y nunca habría sabido que las medias naranjas no son amores de libro, sino amigas para toda la vida.
mi mundo a oscuras
La luz se ha ido y me ha dejado solo sumido en frio.
Avanzo a tientas asustado esto es nuevo para mí, nunca antes me había pasado.
¡Oh! Dios mío creo que he muerto.
Joder que mal rollo y ¿ahora qué hago? Porque una cosa esta clara esto no es el cielo y si lo es la religión es una estafa aún más grande de lo que yo pensaba en vida.
No definitivamente esto no es el cielo pero entonces ¿dónde estoy?
¿El infierno? No, el infierno también queda descartado porque en el infierno hay brasas y aquí hace frío y también hay hombres cabra y yo aquí estoy sola.
¿Esto una abducción espacial? ¿Es así como viven los alienígenas? ¿A oscuras ? ¿y en silencio? No es posible.
Ah que asco! Acabo de pisar una cosa blandurria.
Oh no! Creo que es… ¿es? Si, definitivamente he pisado una mierda.
Vale voy a recapitular: no sé dónde estoy, no sé si estoy vivo, no sé si estoy muerto pero al parecer y por desgracia no me encuentro solo.
un susurro,un suspiro,(sara)
Un mundo sin movimiento
¿Mi meta? La felicidad.
Sin imaginación.
Sin espacio.
Este-no-es-mi-mundo.
La vida sin almohadas.
Pues eso ...
-Lo siento tío, pero me aburro. No lo puedo evitar.
-Ya pues a mí me tiemblan los pelos, solo con oírte golpear la silla.
-Pero tienes un sentido tío. No son golpes, es algo más.
-Si ya… déjame adivinar, es algo astral.
-En efecto, es algo superior. Como si un dios divino moviese mis manos.
-¿Y ese dios tuyo también te las mueves cuando te pajeas?
-No tío. Esto es algo distinto, algo superior, algo…
-Algo poco silencioso. Mira, deberíamos dar gracias a los nuevos silenciadores para motor que han fabricado, ahora ya podemos disfrutar del silencio hasta en la ciudad.
-Cállate anda, que pareces un anuncio de televisión.
Sus manos se movieron solas, cogieron un boli y un lápiz de mi mesa y empezaron a golpear la mesa y la silla al mismo tiempo.
-¿¡Quieres parar!? Me estas hartando.
-Pero si es genial, mira como suena, y ahora con la grapadora ¡Cling! Más mejor tío.
-¿Cómo va a ser mejor si suena ha roto?
-Porque es distinto, otro timbre otro tono otro sonido.
-Ya y ¿Qué es?
-Es algo nuevo, una nueva forma de arte, como aquel hombre del teatro que se subía al escenario y gritaba. Es música.
Un rayo de luz
Borrar. Vivir. Borrar -(mi mundo sin memoria)
Si, vosotros exhaláis un sentimiento contaminado, y yo suspiro. Feliz, pues aquello que he respirado jamás lo podré retener. No, no vivo en desgracia, porque se contemplar aquello que se escurre de mis manos. Tenéis el mundo enjaulado, yo lo tengo vivo, rebelde, batiendo alas hacia dios sabe donde.
Quiero tocarlo y claro que quiero agarrarlo y contemplarlo más de cerca, admirar el detalle. Se, de todas formas, que vosotros podéis y por ello ya no veis su belleza. No os maravilla. Para mi se esfuma y es él quien decide si rozarme. Su belleza es esa libertad. Cada sonido, cada sensación es nueva. Como si pasase la mano por una pared irregular. A mi me inunda, a ti te empapa.
¿Quién eres? Ah, perdona. ¿Y que me habías preguntado?
Sin alegría.
Aparentemente todo lo que veía era, por así decirlo, correcto. El bar en el que anteriormente me encontraba era prácticamente idéntico al de mi “tierra”. Incluso las personas que allí se hallaban eran prácticamente iguales a las que conocía. Los mismos parroquianos, los mismos camarero,... Sin embargo, había algo que me inquietaba. Nadie sonreía. El jolgorio y la animosidad que hace a unos segundos inundaba el local ahora estaban muertos. Pagué mi bocadillo y corrí hacia la calle. En el colegio de enfrente los niños salían por la puerta en silencio y ninguno de ellos sonreía. El único sonido que llegaba a mis oídos era el de los coches. Era desquiciante. Luego imaginé como serían los días encerrado allí, en ese mundo donde la felicidad era inexistente, y quise chillar de desesperación.
Dejo estas líneas por si alguna vez alguien que lea esto y sepa como regresar a mi dimensión, contacte conmigo. Porque, a pesar de ser alguien que nunca fue especialmente alegre, no creo que sea capaz de vivir en un mundo donde no exista la alegría.
Aparentemente inútil-carlos
¿Que sería el mundo sin olfato? Ese sentido al cual no le damos demasiada importancia nunca, el que menos nos importaría perder. El olfato, como si fuera un actor secundario en nuestra personalidad si esta fuese una película o una obra de teatro, siempre en un segundo plano, discreto pero imprescindible. El olfato nos acompaña desde que existimos. Nos acompaña a todas partes, y muy pocas personas lo han convertido en uno de sus mejores amigos.
Un día me levanté a eso de las 9 de la mañana en un domingo. Lo que parecía un día normal a los primeros cinco minutos de la jornada, fue absolutamente lo contrario para el resto de nuestras vidas. El ser humano había perdido por completo su capacidad olfativa.
Me di cuenta cuando empecé a hacer el desayuno. Cuando puse a calentar la sartén para hacer las tortitas, y a disponer todos los ingredientes en la encimera, siempre embriagaba el ambiente un olor a café y mermelada.
Al principio pensé que estaba resfriado, pero no podía ser, porque podía respirar perfectamente. Tampoco le di mucha importancia, pero ahora, 60 años después sin disponer de ese sentido, siento que me he perdido una quinta parte de mi vida.
Este no es mi mundo: Candela
Hace ya 12 días que mi objeto favorito de todos, ya no está conmigo. Le regalé mi sombrero del Zorro junto con el resto de mi disfraz, a mi primo Miguel. Me siento muy orgullosa de mi fuerza de voluntad. Parecerá infantil y todo lo que queráis, pero algo que te ha acompañado toda la infancia, y al que tenías mucho cariño, sea un peluche, un reloj, o, en mi caso, un sombrero del Zorro cutre del chino, se lleva parte de ti cuando lo pierdes o como hice yo, lo regalas.