domingo, 15 de abril de 2012

El corazón helado

Dentro, allá dentro, en las profundidades. Lejos de todo sonido, de toda armonía. En el lugar donde todo nace y brota como el agua de un manantial, arde una vela a punto de consumirse cuya llama apenas puede iluminar, calentar las paredes del corazón helado que la cobija.
Dentro, allá dentro, en las profundidades, todo comienza a paralizarse, a solidificarse, a convertirse en hielo, sin más esperanza que el destello moribundo de un fuego casi extinto  cuyo irrevocable destino es aceptado con resignación por el todo que compone al corazón.
Allá en las profundidades, donde todo comienza ahora a morir, solo se respira indiferencia, sometimiento, silencio. Un silencio que ruge más fuerte que las voces que vienen del exterior, de no se sabe dónde, a calentar con su aliento la corteza, la piel resquebrajada, a avivar la llama. Pero el silencio no puede callar del todo los gritos de rebeldía que se cuelan por las grietas del corazón.
Y es que dentro, allá dentro, en las profundidades, la diminuta llama aún sigue portando la esperanza.


2 comentarios:

Pura dijo...

Me gusta el tono esperanzado y me gusta el estilo poético. Me gusta, en definitiva.

Οδυσσέας Kruczynski dijo...

:)