domingo, 11 de abril de 2010

GULA

Me como la cabeza, una y otra vez, con ansia y sin modales. Pido repetir, quiero reventar, quiero mancharme la camisa de vida. Quiero mellar el tenedor y el cuchillo, acabar con mi cerebro poco a poco saboreando cada cucharada de información.
Cada amargo recuerdo en un vaso que me corte los labios con su borde afilado con limón y sal.
Y que me duela la sangre y me sacie el dolor y me estallen las sienes y la nuca de rebañar los bordes.
Y de postre mojar trozos desgarrados de lengua en las cuencas de mis ojos hasta que todas las dulces miradas guardadas en mis retinas me maten de hiperglucemia y me quede ciego para siempre porque no haya nada que ver.

Me como la Luna, día a día, lentamente. Y la veo agonizando y pidiendo piedad con su luz durante toda la noche hasta que la guardo en mi caja de cielo por la mañana y echo mi candado de Sol y la muevo para ver a que suena.

Me como la Luna, día a día, fase a fase hasta que es Luna nueva y me voy a dormir con sobredosis de cielo vacío y tengo pesadillas de cielo con estrellas siendo fugaces. Y me despierto y salgo a la superfície de mi mar de almohada sin peces pero con sudor y lágrimas. Y me hago el muerto a la deriva y las arcadas me ahorcan en plaza pública y el baño del horizonte no para de correr cuando nado mar a dentro y decido vomitar en cualquier esfera celeste o verde o negra o morada. Y todo se llena de vía láctea en un segundo y las paredes se ensucian de pena y la fregona ha decidido hacerse escoba de bruja y se ha marchado a la cola del paro, pues ya no queda magia. Y la garganta me sabe a estómago y a PH 1,5 y el estómago me sabe a mierda y hace mucho frío. Y decido subir los grados y vacío las botellas y se llena la bañera de vodzka y hago burbujas en el fondo a ver si el alma escuece de una vez y me siento vivo y ardo y cicatriza el orgullo que hay desparramado entre las cuchillas de afeitar.

Dejo mi piel secándose en la azotea a la luz de los aviones. Desabrocho los botones de mi esternón y abro una a una mis costillas y pongo los pulmones en la ventana a ver si toman aire de una vez. Los planto en una maceta de colores y germinan con la lluvia y llenan mi fachada de verde y de suspiros en primavera y de cortes de respiración en verano y de caladas en otoño y de tos en invierno.
Y guardo mi hígado en la botella de absenta para que me la vuelva a llenar de alucinaciones.

Y ahora estoy desnudo sin piel ni huesos, que me hice una escalera con los que me quedaban para sentarme en el tejado de las nubes y después los tiré para hacer llover algo de frío.

Estoy desnudo, sentado en el tejado sin piel ni huesos ni respiración ni hígado. Y no me queda estómago ni pizca de cerebro, ni recuerdos ni pensamientos ni miradas ni nevera que vaciar.

Sólo me queda un corazón, un corazón lleno de latidos de granos de arena que me quitan Tic-Tacs de vida a cada instante. Un corazón lleno de dudas y del resto de las penas que no eché con la raba y del amor que no di o no pude dar o del que me dieron y guardé en el trastero del ventrículo izquierdo. Un corazón lleno de espalda y de labios y de deseos de pestañas negras y de pelo revuelto por el viento, por dedos y por risas.

Sólo me queda corazón y mucha hambre y mi cubertería de palabras de plata para devorarlo hasta que sólo quede nada y pueda volver a soñar con un nuevo folio que comerse con los ojos.

3 comentarios:

Pura dijo...

¡¡¡Dios, Dani!!! Qué extraña mezcla de poesía y brutalidad. ¡Qué imágenes más descorazonadoras y qué expresivas! Produce náuseas y, al tiempo, no se puede dejar de leer. ¿Qué te está pasando? No te olvides de que te queremos, y mucho.

Daniel Rosselló Rubio dijo...

jajajjaja

uno, que llega a altas horas de la madrugada a casa y no tiene ganas de dormir...pero tranquila, sigo vivo ^^

C.S dijo...

oh my gosh! que dirian los yankis! joder, que heavy, me ha dejado loca, y sin palabras! una gran obra maestro ;) brutal, brutal y poética hasta un fondo demasiado profundamente visual como para ser digerido con facilidad. me encanta! por supuesto jejeje. un bso!