Era una noche profunda. El silencio de las estrellas lo envolvía todo. Me acerqué a la ventana y la abrí. El viento que escupía la luna me abofeteó con odio. ¡Ah! La adorable furia de la noche.
Me senté en el alféizar con la espalda apoyada en el marco de la ventana. El pábilo del mechero iluminó momentáneamente mi rostro en la oscuridad. Prendí el cigarro. Tomé una profunda calada y observé la danza del humo hasta que se fundió con la bruma de la noche.
El cigarrillo terminó de consumirse entre mis labios. Cuando no fue más grande que mi uña lo arrojé al abismo de la calle negra.
Con un suspiro abandoné mi lugar y me dirigí al centro de la habitación.
Te miré detenidamente. Me agaché para observar tu rostro dormido. ¡Qué hermosa eras! Tomé del suelo un pincel, y humedeciéndolo en el rubí que manaba de tu estómago, me acerqué el lienzo que había más a mano. Así te mantendrías en el recuerdo para siempre. Sí. Porque yo era suficiente, tú eras suficiente.
Y así me descubrió la policía al irrumpir en mi casa.
Cerré los ojos. Encendieron la luz, rompiendo la enigmática magia de la noche. Pisaron mis bocetos, la hermosa sangre que brotaba de tu cuerpo. Lo estropearon todo antes de que hubiese podido dar la primera pincelada. Mi dolor no podía ser mayor. Me gritaron y arrastraron de allí. Pero todo lo que pasó después lo recuerdo como en un sueño, como en una extraña fantasía.
Ya me conocen. Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa humana.
En esto pienso. En estas cosas estúpidas detrás de los barrotes que me atan y me matan con una muerte, que en realidad no es tal.
Me senté en el alféizar con la espalda apoyada en el marco de la ventana. El pábilo del mechero iluminó momentáneamente mi rostro en la oscuridad. Prendí el cigarro. Tomé una profunda calada y observé la danza del humo hasta que se fundió con la bruma de la noche.
El cigarrillo terminó de consumirse entre mis labios. Cuando no fue más grande que mi uña lo arrojé al abismo de la calle negra.
Con un suspiro abandoné mi lugar y me dirigí al centro de la habitación.
Te miré detenidamente. Me agaché para observar tu rostro dormido. ¡Qué hermosa eras! Tomé del suelo un pincel, y humedeciéndolo en el rubí que manaba de tu estómago, me acerqué el lienzo que había más a mano. Así te mantendrías en el recuerdo para siempre. Sí. Porque yo era suficiente, tú eras suficiente.
Y así me descubrió la policía al irrumpir en mi casa.
Cerré los ojos. Encendieron la luz, rompiendo la enigmática magia de la noche. Pisaron mis bocetos, la hermosa sangre que brotaba de tu cuerpo. Lo estropearon todo antes de que hubiese podido dar la primera pincelada. Mi dolor no podía ser mayor. Me gritaron y arrastraron de allí. Pero todo lo que pasó después lo recuerdo como en un sueño, como en una extraña fantasía.
Ya me conocen. Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa humana.
En esto pienso. En estas cosas estúpidas detrás de los barrotes que me atan y me matan con una muerte, que en realidad no es tal.
5 comentarios:
Qué hiper poético-sádico. Me encanta!
El libro también me encantó, por cierto :P
¡Bien! ¡Qué gusto que se revitalice el blog! Es estupendo tu relato, Laura.
Muy guay!, aunque yo habría hecho que acabara el dibujo para darle más impacto al final, pero me gusta, me gusta :)
Está muy bien! a diferencia de Daniel, yo creo que está mejor así.
He colgado el relato que hice en mi blog, dejo el link a petición de Dani: http://susurrosentrelatinta.blogspot.com/2011/11/famosos-comienzos-hilo-azul.html
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