sábado, 1 de mayo de 2010

I Wish It Would Rain Down

Esta mañana cuando desperté me dí cuenta de que mi cuerpo ya no era el mismo, que se había fragmentado en millones y millones de partículas. Al cabo de un rato noté como algunas de ellas comenzaban a destrozarse contra el suelo, creando remolinos de vida durante un instante, para apagarse al siguiente y no volver a ser parte de mi. Algunos de estas partes no cayeron sobre suelo, sino sobre gente, que hastiada miraba hacia arriba con mala cara, sin darse cuenta que eso que tanto detestaban era mi vida, que se la estaba entregando en contra de mi voluntad, pero al fin y al cabo se la estaba entregando y ellos la rechazaban como si fuera algún tipo de enfermedad insoportable que los mataría lenta y dolorosamente. Otros en cambio, una inmensa minoría, parecían disfrutar de lo que les estaba otorgando, se daban cuenta que era algo precioso, que no se repetiría nunca igual, que siempre sería diferente, o al menos eso creo, porque sin duda alguna mientras tenía un cuerpo compacto era de esa opinión, cada una de las lluvias que sobre mí cayó fue totalmente diferente, cada una tenía una esencia propia, como si cada vez estuviera formada por algo totalmente distinto a la anterior, podría llegar a pensar que cada una tenía un color y un olor distinto, pero que mis ojos, como los del resto, no podían diferenciarlos y que por culpa del Ozono no podíamos captar ese característico olor que variaba con cada gota.

Cuando el suelo hubo estado mojado la sensación que percibía al caer era completamente diferente, era como lo que alguien debe sentir cuando salta de un avión en marcha y no muere hasta que no cae al agua, que en ese preciso instante y gracias a la maravillosa tensión superficial es como si saltara contra un grandioso bloque de cemento. La parte en que caía era realmente agradable, liberaba una gran tensión y mi “cuerpo” segregaba algo parecido a la adrenalina, pero me daba cuenta que cada una de las gotas que formaba mi cuerpo estaba destinada a ser lanzada con virulencia contra el suelo, ni una sola sobreviviría al impacto, por tanto, en un tiempo todo mi ser estaría desmembrado a lo largo de toda la ciudad, la más bestial de las defenestraciones, la única con la que conseguirías teñir una ciudad entera de la sangre de un individuo, claro que en este caso mi sangre ha dejado de ser roja ahora soy solo agua, con gran cantidad de partículas nocivas que están en el aire, pero la mayor parte es agua. Ahora, cada vez más consciente de mi condición puedo discernir que parte de lo que había sido mi antiguo cuerpo se destroza contra el suelo, ahora un trozo de bazo, un poco de riñón, ahí va un trozo de mi cerebro, alguna que otra parte de mi intestino y así hasta el infinito.

El sol comienza a calentar las partes de mí que aún no han caído, si esto pasa significa que el final de esta lluvia ya está próximo y con el la infelicidad de todos aquellos que detestan la forma en que he mudado. Noto como mi mente se va oscureciendo, como aparece la neblina típica de la pérdida de conocimiento, como todo se llena de puntitos de colores igual que sucede antes de un desvanecimiento, como mi capacidad para relacionar y reaccionar va desapareciendo. Noto como cada gota que cae es ahora, siempre una parte de mi cerebro, el resto de mi cuerpo yace ya desde hace un rato inerte en el suelo de la fría ciudad, que permanece impasible pese al significado de esta lluvia. Ya no queda nada, solo queda la parte del cerebro que me permite hilar estas sencillas frases, solo me queda despedirme, hasta la próxima, supongo que volveremos a encontrarnos...

5 comentarios:

MaliceInWonderland dijo...

Acuérdate de la lluvia ^^

Mario Sánchez dijo...

maldita lluvia, es lo peor!! xD

Azireth dijo...

Rain down over me.

Esa canción va a sonar diferente al menos un tiempo.
Brutal de nuevo, tienes una forma muy propia de tratar los sentimientos, me ha gustado mucho el texto, aunque duela.

Shiver dijo...

pues a mi me encanta la lluvia =), ojala saliera menos el sol.

Excelente el relato ^^

Pura dijo...

Ay, Kalerito! ¡Qué fino hilas últimamente!
Cada vez ahondas más y nos llevas, como si nada pasara, a espacios inseguros y desesperanzados.
Quiero verte subir nada más tocar fondo, ¿para cuándo?
¡¡Buen día!!