miércoles, 18 de enero de 2012

¿Mi meta? La felicidad.


Quien sabe, tal vez nunca sabremos apreciar lo que tenemos entre las manos hasta que lo perdamos, tal vez pensemos que perder algo o alguien conlleva un sentimiento de tristeza, pero, tal vez, perder algo es quitarse un problema de encima, sentirse libre, deshacerse de algo que te creaba angustia o amargura. Tal vez algo que  en un pasado iba bien pero que hoy debes dejar ir, y es evidente que duele, duele muchísimo, y llorarás, sufrirás y lo pasarás mal, pero cuando acabe la tormenta, verás que el cielo está más despejado de lo que nunca pudiste imaginar, y que esa persona a la que esperaste durante tanto tiempo no era más que el motivo de tu tristeza, y aprenderás a separar los recuerdos malos y los buenos, podrás sacar lecciones y aprenderás de los errores. Te prometo una inmensa sonrisa cuando esto ocurra, te prometo fuerza y confianza, te prometo felicidad.

La vida está llena de metas, metas que solo tú decides, que tú pones en tu vida para hacerla más interesante e intentar encontrarle un sentido. Mi meta no fue recuperarla, no fue sustituirla, tampoco olvidarla, tan solo aprender a vivir con  su recuerdo, y aun así, ser feliz. Y lo cierto, es que cuando lo conseguí, cuando conseguí pensar en ellas sin llorar, cuando conseguí ver nuestras fotos sin que se formase un nudo en mi estómago, me di cuenta de que lo importante no es llegar a la meta, sino aprender de cada momento que vives hasta llegar a ella. La vida está llena de mentas, llena de opciones, llena de caminos, ninguno es incorrecto, solo tienes que aprender a escoger el tuyo, a esquivar las piedras del camino, y aprender a levantarte si tropiezas. Y es que tan solo tus errores y recuerdos formas la persona que eres realmente.

¿Ella? Forma parte de  mi pasado, es cierto, y para que mentir, suelo fingir que su existencia me es indiferente, que apenas guardo recuerdos de ella, que esos seis años son tan solo momentos borrosos en mi memoria, y que apenas recuerdo el nombre de esa niña que fue agarrada de mi mano durante toda nuestra infancia. Pero lo cierto es que aún guardo las fotos, las cartas,  y  por supuesto, cada uno de los recuerdos, para muy de vez en cuando, y sobre todo por estas fechas,  dejarles ver la luz y reírme como cuando era pequeña, y ella aún estaba a mi lado. Y me comparo conmigo misma y lo único que nos une a esa pequeña y a mi es nuestra meta, la felicidad.

No hay comentarios: