Quien sabe, tal vez nunca sabremos apreciar lo que tenemos
entre las manos hasta que lo perdamos, tal vez pensemos que perder algo o
alguien conlleva un sentimiento de tristeza, pero, tal vez, perder algo es
quitarse un problema de encima, sentirse libre, deshacerse de algo que te
creaba angustia o amargura. Tal vez algo que en un pasado iba bien pero que hoy debes dejar
ir, y es evidente que duele, duele muchísimo, y llorarás, sufrirás y lo pasarás
mal, pero cuando acabe la tormenta, verás que el cielo está más despejado de lo
que nunca pudiste imaginar, y que esa persona a la que esperaste durante tanto
tiempo no era más que el motivo de tu tristeza, y aprenderás a separar los recuerdos
malos y los buenos, podrás sacar lecciones y aprenderás de los errores. Te prometo
una inmensa sonrisa cuando esto ocurra, te prometo fuerza y confianza, te
prometo felicidad.
La vida está llena de metas, metas que solo tú decides, que
tú pones en tu vida para hacerla más interesante e intentar encontrarle un
sentido. Mi meta no fue recuperarla, no fue sustituirla, tampoco olvidarla, tan
solo aprender a vivir con su recuerdo, y
aun así, ser feliz. Y lo cierto, es que cuando lo conseguí, cuando conseguí
pensar en ellas sin llorar, cuando conseguí ver nuestras fotos sin que se
formase un nudo en mi estómago, me di cuenta de que lo importante no es llegar
a la meta, sino aprender de cada momento que vives hasta llegar a ella. La vida
está llena de mentas, llena de opciones, llena de caminos, ninguno es
incorrecto, solo tienes que aprender a escoger el tuyo, a esquivar las piedras
del camino, y aprender a levantarte si tropiezas. Y es que tan solo tus errores
y recuerdos formas la persona que eres realmente.
¿Ella? Forma parte de
mi pasado, es cierto, y para que mentir, suelo fingir que su existencia
me es indiferente, que apenas guardo recuerdos de ella, que esos seis años son
tan solo momentos borrosos en mi memoria, y que apenas recuerdo el nombre de
esa niña que fue agarrada de mi mano durante toda nuestra infancia. Pero lo
cierto es que aún guardo las fotos, las cartas, y por
supuesto, cada uno de los recuerdos, para muy de vez en cuando, y sobre todo
por estas fechas, dejarles ver la luz y reírme
como cuando era pequeña, y ella aún estaba a mi lado. Y me comparo conmigo
misma y lo único que nos une a esa pequeña y a mi es nuestra meta, la
felicidad.
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